Es tarde; aquí no llegan ni los moros y
a usted no pretendo molestar.
La luna está irritable, quiere salir
pero me impide bajar a verlo.
Lo siento señor, no quiero llorarle
pero la decepción es más grande.
Siempre quise confesarle que extrañaba
verlo reír junto al fuego de sus pasiones.
De verlo violeta y a veces blanco,
u olerlo incluso hasta quedarme sin olfato
más que su único, mi olor.
Míreme señor, le juro que aún soy suya
que a mi cuerpo lo han visto atarse
al deseo, solo por pensarlo...
Mire mis manos vacías, llenas de nada,
o tan llenas de mentiras,
huecas de esperanza, desahuciadas
de sus besos.
Siempre fui suya, en cada enlace
y lo extraño señor... ¡Lo extraño!
Eh perdido mi vida por usted,
quien me hirió en cuerpo y alma,
quien me desgajo pedazo a pedazo
y luego me echo al vacío,
y aún así lo quiero a mi lado...
Entiéndame, señor...
Mi vida sin usted es respirar carbón,
enfermar a cada segundo,
sentir como mis dedos se quiebran
al escribir cada letra;
sentirme caer, y traspasar el vidrio
más filoso para terminar en una cama
de clavos, desangrándome por su amor.
¡No es vida, no es! Nada, es.
Discúlpeme si lloro, es que no hay nada
que me lleve a usted,
porque usted se deshizo entre mis brazos.
Mintió entre sus últimas palabras,
pero jamás en toda su vida,
y yo lo amé y usted amo.
Me amo, usted.
Clara es el agua que pasa por
este arroyo, y claro era usted.
¿Por qué tuvo que irse?
¿Por qué debo yo quedarme en un
encierro donde las frazadas rosas
son mi única compañía y desolación?
¿Por qué debo esperarlo, si
usted...usted nunca va a regresar?
Y yo que siempre lo vi
y lo veo en las estrellas...
yo morí por usted, señor,
le canté a usted y no a la luna,
quizá por eso se ofendió.
Discúlpeme si casi eh muerto
pero me sobra vida... me sobra.
Y a usted le sobran ganas, si que le sobran.
Señor, mío, le lloró y le grito...
Le imploro que vuelva, que no me deje
sola en esta tierra, le suplico me devuelva
sus besos...
Pero no soy más. Más no soy, una vagabunda.
Lo siento, si sonrió al dormir
por esta, la última vez, pero lo amo señor,
siempre le amé.
Es tarde ya; mejor callar los silencios
que se apropian de esta noche,
los moros no van a llegar
y bajo su manto, yo voy a estar
maquillando un adiós
que te diga por siempre,
hasta luego.
jueves, 2 de octubre de 2008
Ay, señor...
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