domingo, 15 de marzo de 2009

Mentira. [Sinfonía de Frágilidad]


Mentira.

¿Acaso la mentira es el desengaño más grande que tiene el inconsciente? ¿De qué sirve perder tanto por tan poco? ¿Por qué una mentira se valió por si misma desencadenando una perdida tan valiosa y tan única? Quizá no valía la pena luchar por lo efímero, lo que jamás llegaría a buen término, pero algo en mí vio que algo en vos estaba saliendo mal. Me despegué de el presente para entender que el pasado estaba totalmente cambiando y así sentí la necesidad idiota de jugar con esto tan lindo que había armado, sentí que dejarte ir hubiese sido mucho mejor antes y ahora era perfecto. ¡Qué tontería! Sobrevivir para empezar a cavarse uno mismo la propia tumba, nuevamente, como si toda la monotonía se basara solo en un juego de ingenuidad.

Perdí la batalla y entré en esa mentira. ¿Lo valía tanto? Desde acá, sé que nunca había terminado de aprender y creí en las palabras de todos cuando mentían despiadadamente “las personas nunca cambian”, y tan verdad no era. Vos me habías pedido perdón, vos me habías desdibujado enteramente de los pies a la cabeza y querías nuevamente mi corazón. Cuando pensé en amarte, te robé enteramente mi cuerpo entendiendo que no era tuya ni de nadie, solo una terca alma que no deseaba, ni prófugamente, sentir amor de nuevo… Qué de tanto perder había preferido no enredarse jamás… Qué de tantas mentiras, ya estaba harta. Y entonces no, no lo valía lo suficiente como para entregar mi cuerpo a un ser idiota sin un gramo de cerebro que lo único que haría sería divulgar un momento fugaz y lleno de instintos humanos. ¿Y Hacía falta todo eso? ¡¿Hacía Falta?!... Creo que la única verdad es que la mentira sí tiene patas cortas, y el después puede ser lo más doloroso que jamás pueda matarte pero si enteramente, torturarte.

Me equivoqué, una y otra vez pisé esa piedra y me sentí una completa idiota. Así entendí lo que debía callar, lo que debía hablar. Lo que debía hacer y lo que no, y sin embargo la piedra seguía siendo pisada por mis pies. Una vez que callaba lo que debía callar, hacía lo que no debía hacer. Y por el contrario, ocurría lo mismo. Con vos los tirones siempre fueron necesarios, pero siempre también no había necesidad… Y llegamos al punto en qué nos cansamos de tanto tirar, ya era demasiado arduo, doloroso, no productivo y traicionero. Inimaginable que llegaría hasta esta instancia, pero está vez, fui yo quién no maneje nuestros códigos y rompí nuestros esquemas. Quizá lo hice por mentira, por error, por cansancio… Por amor quizá también fue. Pero sin contar eso, ¿Qué paso con tu vida que fue así? ¿Qué paso en la mía? ¿Qué nos faltó en el medio que quedó sin ver? Y volvemos mutuamente a matarnos despiadadamente. Vos y tus insultos vacíos más tu manera de manejarte por los otros y por el dolor, más, yo y mi lastimosa forma de ser…

Hoy no espero más que nada de eso, hoy no espero más que todo de vos… Solo quiero de vos, lo que no fue de los dos: felicidad, alegría, amor y no te pido que sigas mis huellas… mis borrosas huellas en tu camino de tierra ya seco, árido y sólido. Sin mí, sólido.

Aunque siempre vuelvas, y siempre volvamos.



[SORRY, SORRY, SORRY... OH MAN, PLEASE SORRY]

1 comentario:

ALA_STRANGE dijo...

Un texto muy que es desbordado por las emociones.

Caundo "la única verdad es que la mentira tiene patas cortas"

kisses