jueves, 9 de junio de 2011

Cabeza Vs Corazón... (Cap I)


Comprendí en estos últimos tiempos que volver amar, pese a la distancia en años, siempre va a ser como la primera vez a pesar del miedo, a pesar de los golpes, del orgullo, de toda esa "experiencia" que decimos vamos adquiriendo tras cada enamoramiento... Amar no es algo en sí que se practique, no es algo de lo que te dan lecciones en la escuela, el amor es algo que no se espera, que te golpea la puerta y está ahí esperando por vos, sin que vos lo sepas... Y cada vez que llega, el amor, es distinto; es un "aprendizaje" diferente pero no en intensidad, lo único que cambian son las personas y las maneras en las que ese amor prefiere arribar a la vida de cada uno. Sin embargo, volviendo a la intensidad, los "golpes" en el amor no hacen que uno ame menos o distinto, ni que sufra menos tampoco, uno puede concientizarse, decir miles de cosas, grabarse concientemente que es lo que tiene y no qué hacer pero en el fondo, una fuerza inconsciente que va incrementando a medida pasa el tiempo, va a ir empujando y empujando hasta que realmente uno se de cuenta de todo eso que trataba de esquivar y es en ese momento en que uno ya no puede escapar de la fogosa furia del amor.
Que uno ame no significa que sea reciproco siempre y eso construye "ciertas barreras", ya sean concientes o inconscientes que, en verdad, solo están compuestas de desilusión y orgullo y de esa sensación interna de NECESIDAD POR DEMOSTRAR QUE UNO PUEDE REALMENTE ESTAR BIEN SIN ESA PERSONA (básicamente más orgullo), cuando en el fondo se está muriendo de dolor y quiere cosas que no llegan por esa impotencia y esa bajada de línea que le imponen a uno al no sentir esa dicha reciprocidad.
El Amor y el dolor son dos cosas difíciles, muy difíciles, de aprender, de manejar y, por supuesto, imposibles de esquivar. Con el tiempo me dí cuenta que, pese a todo ese "aprendizaje" racional que me ha dado el pasar de los años, toda esa fuerza emocional que me envuelve siempre fue mucho más fuerte y no es porque uno sea o no maduro o esté o no capacitado para esas cosas, simplemente son cosas que uno no puede aprender
como reglas inamovibles como sea sumar, restar, dividir o multiplicar y no hay que culpar a nadie por eso. Evidentemente uno siempre va a tener armas y va a repensar las cosas una y mil veces antes de hacerlas pero al fin y al cabo la situación no puede estar siempre bajo control, cuando se tratan de estas emociones, tarde o temprano, uno va a realmente abrir los ojos y se va a dar cuenta de qué está pasándole realmente en su interior.
Nadie es una piedra, nadie puede no sentir a menos que sea realmente un robot y literalmente hablando. Sea lo que sea, empiece como un juego o no, por una parte o por la otra siempre van a existir esas famosas cosquillitas en la panza que sentimos cuando somos chiquititos y esas ganas intensas de salir corriendo y abrazar a la persona que, poniéndolo en el contexto del amor, Amamos con locura y con pasión.
Por supuesto y, vale aclarar, solo para cerrar esto momentáneamente, que el amor no es algo que uno elija y tampoco es algo que a uno le da la condición, por así decirlo, de imponer reglas o de imponer cambios o de hacer abuso de él mandando y controlando, no señor, el amor no es desconfianza sino todo lo contrario, se basa en ella (en la confianza) y también se basa en el respeto, en el cariño, en el saber aceptar, en el hecho de compartir y también el hecho de construir, es algo más bien de a dos y no de uno más fuerte que el otro. El amor es sobretodo r e s p e t a r, querer a alguien como es y no imponerle cambios, sino simplemente dejarlo fluir y siempre tratar de consensuar todo de a dos, es un compromiso mucho más "arduo" de lo que parece y muchas veces es difícil llevarlo a cabo en su totalidad, pero qué mejor que intentar "aprender" a amar, dado que para el amor no hay tiempos y nunca es tan tarde ni tan temprano...

ANTONELLA BIANCO♥

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