Como si la historia real fuera encerrada en su puño haciéndola inexistente, creándose ella misma bajo los mantos de la imaginación, divisando enemigos: Jamás tendrá ella el problema siempre será el resto el del problema y, pese a que ella no se denomine, lentamente irá cambiando su forma hasta moldearse al papel perfecto de una antagonista: Siempre con sus mismas escenas intentará destruirlo todo. La pregunta es: ¿Lo logrará? o ¿vivirá siempre el infortunio de encontrarse cara a cara con el crudo silencio?
¿Será la triste medicina de un pasado infalible lo que la dejó en esta posición? Y las respuestas caerán en cada palabra pronunciada por su boca o en cada cigarrillo apagado con sus dedos, o en cada lágrima cada vez más seca ante mis ojos. Lo divertido de ser espectador es que nada te toca y si lo hace es momentáneo. En cambio al ser protagonista todo te golpea de frente como un maremoto de inesperadas emociones, por sobretodo inesperadas, y jamás sabrás lo que depara el director bajo su diminuto libreto. Asique como un mecanismo de defensa me pregunto insolitamente, ¿Por qué después de una repetición no hay un nuevo capitulo? Es como si se rebobinara una y otra vez tu cinta de vídeo, ni los discursos han cambiando, ni las caras, ni los pasos previos al "llanto", ni los denominados "culpables" en tu vida... Cruzarme de brazos va a ser el mejor mecanismo: Me aburrí o tal vez solo me cansé de ser la damnificada de todas aquellas miradas perversas que lanzó, y lo sigue haciendo, desde el escenario hacia mi butaca...
ANTONELLA BIANCO.-♥
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